Parte 3: Primera visita a Essaouira

A la mañana siguiente, justo después del desayuno tradicional, subimos al taxi que habíamos pedido y nos dirigimos hacia Essaouira.

Las casi 3 horas de viaje por carreteras polvorientas, a través de pueblos de aspecto medieval y la sinuosa ruta sobre las altas montañas del Atlas hicieron que el tiempo volara como a cámara rápida, porque estábamos literalmente pegados a las ventanillas del coche y no podíamos salir de nuestro asombro.

Sin embargo, antes de llegar a Essaouira, nos detuvimos en una cooperativa de mujeres que producía aceite de argán de forma artesanal. Nunca habíamos oído hablar de este aceite, pero cuando lo probamos nos sorprendió su sabor suave a nuez. Después de que nos explicaran en detalle los árboles de argán, las nueces de argán y los beneficios del aceite que se extrae de ellas, el viaje continuó hacia Essaouira.

Cuando llegamos a Essaouira, el “sobrino” del taxista ya nos esperaba en el aparcamiento para guiarnos por la ciudad. Así que lo seguimos obedientemente hasta el puerto.

Me enamoré enseguida de los barquitos de pesca azules de la dársena del puerto y me habría gustado quedarme más tiempo, pero nuestro guía turístico tenía todo un paquete de visitas en su itinerario. Así que continuamos siguiéndole por esta impresionante ciudad y nos llevaron de una atracción a otra. Cuando por fin terminó su recorrido, le dimos la tarifa completamente exagerada que pedía (no sin mencionar que no debíamos decírselo al tío). Fuimos a un pequeño restaurante de pescado justo en el puerto y disfrutamos de la tranquilidad y las vistas, y ya estaba claro que ésta no sería nuestra última estancia en Essaouira, pero decidimos volar directamente de vuelta a Marrakech en otoño y luego ir directamente a Essaouira.

Barcos de pesca en el puerto
Barcos de pesca en el puerto
Torre de la fortificación
Torre de la fortificación
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